Con la llegada de la primavera, del buen tiempo, los planes playeros están a la orden del día. No solo es un placer para los adultos, ya que los que más disfrutan del sol, la playa y la arena son los pequeños de la casa. ¿Hay algo que le produzca mayor diversión a un pequeño que jugar con la arena? Yo creo que no. Y si conocemos los beneficios que produce este juego, disfrutaremos nosotros igual que ellos al verlos. Pero, al margen de gustarles tanto, esa actividad favorece muchos aspectos del desarrollo infantil, llegando a ser genial realizarlo regularmente, quizá por ello en muchos parques exista un arenero.
Jugar en la arena es toda una experiencia sensorial, los movimientos y coordinación necesarios en la actividad, impulsará equilibradamente el desarrollo muscular y óseo de los niños, entre otros beneficios. Sea donde sea, en la playa, en el parque, es totalmente recomendable por las siguientes razones:
- Creatividad: Uno de los escenarios favoritos de construcción es la arena. Se pueden realizar múltiples estructuras como castillos, casas, laberintos… Abre tu mente y deja funcionar tu creatividad.
- Sensitivo: La arena es una de las cosas más sensoriales en las que podemos jugar o practicar alguna actividad. La arena cuando está seca nos aporta suavidad y deslizarla por los dedos ya es un placer. Pásala de mano a mano, agárrala fuerte, déjala caer poco a poco de tus manos…
- Conexión y socialización: Existe una conexión sin igual con la naturaleza que nos atrae, ya sea por su belleza como por las vibraciones que trasmite. Además, los niños se sociabilizan, ya que al jugar juntos hacen amigos y comparten experiencias.
- Desarrollo físico: Los niños cuando están jugando en la arena realizan un sinfín de movimientos, favoreciendo el desarrollo muscular y óseo. Las acciones de levantarse y sentarse, correr, cavar en la arena con las manos, etc. Se están utilizando numerosos grupos musculares y están favoreciendo su crecimiento.
- Desarrollo cognitivo: Jugar con la arena presenta muchos beneficios tanto físicos como psíquicos. Los niños desarrollan su mente con cualquier actividad que realicen y, en este caso, estar con la arena ejercita su cerebro ofreciéndole conocimiento de matemáticas y habilidades científicas. Al llenar y vaciar objetos de distintos tamaños, adquiere habilidades matemáticas básicas.
Éstos son solo algunos de los beneficios que aporta jugar en la arena, ¡por no hablar de las horas de diversión! ¿Para cuándo un día playero?