Aprovechando que estamos en la famosa semana del amor, no debemos olvidar que es en la infancia donde se sientan las bases de este sentimiento. Por ello si nuestros hijos no están acostumbrados a recibir cariño, lo más probable es que al comienzo les cueste trabajo aceptarlo y no sepan cómo comportarse. Aunque no debemos confundir mostrar cariño con ser demasiado permisivos con los caprichos, sí es cierto que la forma en que nos dirijamos y los actos que tengamos con nuestros hijos pueden marcar de forma positiva o negativa su forma de ser en el futuro.
Para evitar dichas consecuencias negativas, te damos tres claves para una buena educación basada en el cariño:
1. Tiempo
Es uno de los regalos más cariñosos que podemos dar a nuestros niños. Permitirles compartir ideas, emociones, inquietudes y temores.
Compartir tiempo y actividades con tus hijos es lo que te va a garantizar que ellos se sientan queridos y valorados, además de conservar buenos recuerdos de sus padres a la larga.
2. Buena disciplina
Los niños necesitan pautas para aprender el valor de ser responsables de sus acciones. Con buena disciplina, hablando y razonando con ellos, los niños aprenden y logran alcanzar su potencial más alto.
3. Escuchar tus niños.
Escuchando a tus hijos es cuando demuestras interés y atención en lo que tienen que decir. Además de ayudarte a conocerlos, ellos se sentirán más valorados, queridos y respetados.