En los últimos años ha aumentado la preocupación ciudadana por el cuidado del medio ambiente. La contaminación y cambio climático es un problema que nos concierne a todos y es importante que toda la población conozca las posibles consecuencias que tiene un tratamiento nocivo al medio que nos rodea. Concienciar a los más pequeños de los problemas ambientales y mostrarse sensibles ante ellos es fundamental. Cuanto más pronto reciban este mensaje los niños, más hondo calará en ellos.
La educación ambiental para los primeros años de edad consistirá en que los niños pequeños exploren y disfruten del mundo de la naturaleza bajo la dirección y con la compañía de otros adultos que les cuiden. Los padres y tutores deben servir de modelo a la hora de cuidar y respetar la naturaleza, y sus actos serán fundamentales. No basta con hablar a los niños sobre el cuidado de la Tierra. Es mucho más eficaz demostrarles con actos sencillos la forma en que debemos cuidar de ella.
- Comenzar con experiencias sencillas.
Los niños pequeños aprenden mejor a través de sus propias experiencias y en entornos que les parezcan familiares y cómodos. Por lo tanto, el mejor lugar para empezar sería en casa o en un entorno similar que ya conozcan. Por ejemplo, si queremos hablar de las plantas y de su importancia para el ser humano, será mejor hacerlo primero hacerlo con las plantas de la casa, o con un árbol que tengamos en nuestra calle, antes de aventurarse en un área muy arbolada.
- Proporcionar experiencias positivas al aire libre.
Ya que los niños aprenden mejor a través de experiencias directas y concretas, necesitan estar al aire libre para aprender sobre ello. Lo ideal es que esta exposición se lleve a cabo casi a diario. Una única visita a un parque o reserva natural tendrá un impacto muy limitado en los niños pequeños. Proporcionar experiencias sencillas y continuas con la hierba, los árboles y los insectos en entornos cercanos a la casa o la escuela será mejor que dedicar mucho tiempo y energía a organizar excursiones de un día a lugares desconocidos que rara vez volverán a visitar.
- Concentrarse en «experimentar» en lugar de «enseñar».
Los niños pequeños aprenden mejor a través de descubrimientos y actividades de iniciativa propia, un adulto debe servir más como apoyo que como maestro. El aprendizaje entre niños pequeños requiere una participación activa: manipulación directa, participación sensorial y exploraciones propias. No se debe esperar que los niños pequeños hagan siempre lo que les decimos ni por el tiempo que esperamos. Es mejor que sean ellos mismos los que encuentren interés por algo, en lugar insistirles en que realizan ciertas actividades que hayamos planeado previamente.
- Demostrar un interés personal y el disfrute del mundo natural.
Las muestras de interés y disfrute del mundo natural por parte de los padres, son fundamentales para el interés de sus hijos por el medio ambiente. Tu propio amor y respeto por la naturaleza, más que tus conocimientos científicos, encenderá y mantendrá también el amor de tus hijos por la tierra. Ni siquiera los padres con conocimientos limitados respecto al medio ambiente deben sentirse intimidados por la idea de implementar un programa de educación ambiental para los niños pequeños. Los sentimientos son más importantes que los conocimientos cuando tratamos con niños pequeños.
- Educar con el ejemplo
Por todos es sabido que para bien o para mal los niños imitan todo lo que hacen los adultos. Si tú tiras toda la basura en un mismo contenedor sin reciclar, tus hijos aprenderán este mal hábito. Y si tus hijos te ven tirando basura al suelo, entenderán que es algo aceptable. En cambio, si tú reciclas en casa, tus hijos aprenderán a eliminar apropiadamente la basura. Y si nunca tiras basura al suelo, tus hijos tampoco lo harán.
En resumen, los niños pequeños a menudo desarrollan un apego emocional a lo que les es familiar y cómodo. Si queremos que desarrollen una conexión con el mundo natural, necesitamos proporcionarles experiencias al aire libre positivas y frecuentes. Crear oportunidades para tales experiencias y compartirlas con ellos es la esencia de la educación ambiental.