Tras las vacaciones navideñas, vuelta a la rutina. Se fueron los Reyes y dejaron un montón de regalos a nuestros pequeños, pero más que ilusión detectamos una sensación de exceso al ver que muchos de ellos aún están intactos dentro de su caja. Quizá es en el momento de recoger y guardar todo el “cargamento” que han traído sus majestades de Oriente cuanto más nos invade la duda: ¿han recibido nuestros hijos demasiados regalos?

Según los expertos un exceso de regalos desborda a los niños. Esta sobreestimulación deriva en una falta de ilusión y en una incapacidad para disfrutar plenamente del juego y las actividades asociadas a esos presentes que han recibido con solo pedirlos, sin sorpresa. Lo que recomiendan es enseñar a los pequeños a esperar, a soñar, no dándoles por seguro que recibirán lo que quieren, fortaleciendo la tolerancia a la frustración desde la infancia.

Así, para evitar que demasiados juguetes anestesien a los niños y se produzca el ya conocido como “síndrome del niño hiperregalado”, se aconseja elegir bien y no sobrepasar los cuatro o cinco paquetes bajo el árbol. Pero si ya ha ocurrido, y nos vemos inundados con un montón de obsequios que sabemos que nuestros hijos no van a disfrutar, una buena idea es por cada juguete nuevo donar uno viejo y así evitamos acumular juguetes que ya no usan, además de contribuir y concienciar a nuestra prole sobre una buena causa. Otra opción es guardar algunos e irlos sacando durante el año, probablemente ni se darán cuenta que entre la avalancha de cajas y objetos llegó aquel juego o muñeco que de manera inesperada “saldrá a la luz” al finalizar el cole y que disfrutarán al máximo durante las vacaciones de verano.

Compartir