Si bien la relación con los perros es milenaria y beneficiosa para ambas partes, en las grandes ciudades, la posesión de mascotas no resulta en una asociación tan ventajosa, ya que las largas horas que deben permanecer en soledad, la falta de tiempo para dedicar a los cuidados y educación del perro, sumados a otras complicaciones, hacen que quienes tienen una mascota en casa, muchas veces se olviden que se trata de un ser vivo, y pasen a tratarlos como un electrodoméstico más. Esto tiene como consecuencia la pérdida de perspectiva, no se tiene conciencia sobre los derechos del perro, y simplemente se busca la comodidad, sin importar las consecuencias. En el momento en que nuestra mascota se convierte en una molestia, el abandono perros, nos parece una solución natural y sin consecuencias.
El abandono perros no sólo es una acción cruel
, sino que tiene consecuencias negativas para la sociedad, pues se degrada, no sólo la calidad del entorno, con perros callejeros que deambulan por todas partes sin higiene ni cuidados, sino que hay otra consecuencia menos visible pero no menos importante, es que nos degradamos como sociedad propiamente, pues los valores morales y éticos se ven menoscabados al aceptar esa clase de conductas.
Es necesario combatir el abandono perros con políticas municipales que tiendan al control de la población canina y que garantice su seguridad y bienestar, así como evitar el maltrato y la explotación. También se necesitan políticas educativas desde el colegio, para informar y formar sobre la relación, no sólo con los perros, sino con todos los animales, y el respeto por sus derechos. Las campañas de adopción y esterilización, deberían estar amparadas por los gobiernos, para reducir el número de perros que posteriormente no encontrarán hogar, y propiciar que los que perdieron el suyo, encuentren una segunda oportunidad.