El cubo de Los Minions que abre Jesús esconde un montón de sorpresas, entre ellas plastilinas de varios colores. Esta manualidad favorece al desarrollo del niño en todos los sentidos. Aumenta su capacidad de concentración, le propone metas a corto y a largo plazo, facilita su proceso de lectoescritura, y le relaja y tranquiliza, principalmente en los momentos de mucho estrés y de nervios. Es una actividad ideal para niños impulsivos, inquietos, incluso para los niños con déficit de atención, con o sin hiperactividad. Es una actividad que no solo los entretiene, sino que además permite establecer un contacto físico y placentero. Por lo general, la plastilina comercial no está orientada a niños menores de 3 años. Para ellos se recomienda usar plastilina casera, que se prepara con harina y agua, se amasa hasta que tenga consistencia, y luego se le echa un poco de colorante comestible y unas gotitas de aceite y a amasar. Al comprar plastilina los padres deben tener especial cuidado con el material, que no sea tóxico; y al jugar con los niños deben supervisar para que no se la lleven a la boca, ni se atraganten con ella. Aparte de eso, también deben animar a los niños a que recojan las masas, y laven bien las manos después de jugar.