A una determinada edad, los niños ya muestran sus preferencias, sabe lo que le gusta y lo que no. Por eso es fundamental que antes de apuntarle a una actividad extraescolar, le preguntes a cuál le apetece hacerlo. Si tiene muy claro lo que quiere, debes respetar su decisión (salvo que el pediatra diga que esa actividad no es adecuada para él). En caso de que quiera apuntarse a varias, debes ayudarle a elegir la que consideres que va a beneficiarle más.
PREMISAS A TENER EN CUENTA
Antes de inscribirle es importante que hables con el profesor para explicarle cómo es tu hijo. Además, debes informarte sobre el método que utiliza en sus clases (lo ideal sería que te dejara asistir a una con tu hijo, para aseguraros de que realmente os convence). Ha de impartirla a través del juego, para que el pequeño disfrute y saque el mayor provecho de la actividad.
Huye de los profesores muy rígidos y de los centros que prometen logros espectaculares (“será un genio de la música”). No conviene que asista a clases que supongan un esfuerzo intelectual, como los idiomas o la informática, para no saturarle intelectualmente. Además, debes procurar que las clases extraescolares de tu hijo coincidan con sus días de trabajo escolar menos duro. Una vez establecido el horario de actividades, tu hijo debe comprometerse a respetarlo. Hazle entender que no puede saltarse las clases por capricho. Así le habitúas a terminar lo que empieza.
SOBREESTIMULARLE ES UN ERROR
Si a los pocos días de iniciar la actividad quiere abandonarla, habla con el profesor para que le ayude a integrarse en el grupo y espera una semana a ver si la situación mejora. Si a pesar de todo, insiste en abandonar las clases, no le obligues a seguir yendo.
Evita sobre estimular a tu pequeño apuntándole a varias actividades extraescolares. No te guíes por lo que pueden hacer otros niños, porque cada pequeño tiene un nivel de tolerancia diferente. En general, es suficiente con apuntarle a la que más le entusiasme y que asista a ella dos veces a la semana, durante una hora u hora y media. Observa a tu hijo para detectar posibles signos de saturación: si se muestra cansado, malhumorado o nervioso, si se duerme durante la cena o, al contrario, está tan excitado que no es capaz de estar sentado un rato y le cuesta conciliar el sueño, reduce sus tareas. Y recuerda que, según los pediatras, los niños necesitan jugar libremente, a diario, un mínimo de dos horas. Tenlo muy en cuenta al establecer el horario semanal de tu pequeño.
¡QUÉ CURIOSO!
Cada vez son más los pedagogos que recomiendan llevar a clases de música a los niños que no saben expresarse correctamente y a los que tienen dificultades con los números. Su consejo se basa en que hay numerosos estudios que coinciden en que la música estimula las regiones cerebrales responsables de la memoria, el lenguaje y las matemáticas, por lo que les facilita mucho la retención de conceptos y la comprensión de estas ciencias.