Solidaridad es un concepto que no todo el mundo está acostumbrado a escuchar y los adultos somos el modelo a seguir para los más pequeños, ya que nuestros hábitos y modo de pensar a menudo son imitados por ellos en un intento de parecerse a nosotros. Por este motivo es fundamental que trabajemos en ser un gran ejemplo y les animemos a que realicen buenas acciones desde la infancia.
Para conseguir este objetivo y enseñar a los niños a ser solidarios hay tres cosas que podemos hacer:
- Dar ejemplo. Entre padres y amigos, pero también con los vecinos a través de la ayuda, la colaboración o compartiendo con ellos.
- Hablarles de lo bueno y lo malo, de lo que es necesario para ayudar y colaborar.
- Mostrarles fotos y vídeos para que abran la mente. Costumbres, actividades y cosas de otros países con lo que les ayudemos a que conozcan lo que hay más allá del entorno en el que viven.
El cultivo de la solidaridad debe comenzar cuanto antes y extenderse a todas la familias, escuelas, organizaciones empresariales y la comunidad en su conjunto. Si todos juntos hacemos el esfuerzo desde pequeños, sin duda contribuiremos para hacer un mundo mejor.