Ellas, enfermeras o princesas y ellos médicos o bomberos. Hace unos días, la oferta de un disfraz de «enfermera sexy» dirigido a niñas pequeñas (incluso de 4 a 6 años) y anunciado con la foto de una menor, provocó una inundación de críticas en las redes sociales.
Y es que la hipersexualización de los más pequeños es solo uno de los problemas de los disfraces durante carnaval, una época en la que el sector realiza hasta el 40% de sus ventas anuales.
Como declaraba a la Agencia Efe Marisa Soleto (Directora de la Fundación Mujeres), disfrazarse es como cualquier otro juego y forma parte del «proceso de socialización y aprendizaje» de los más pequeños. Por ello, estos casos pueden tener unas consecuencias negativas en las políticas de igualdad, las mismas que se encargan de explicar a las niñas que cuando sean mayores pueden ser lo que quieran.
El problema de este tipo de disfraces es que «lanzan a las niñas el mensaje de que ellas podrán ser lo que quieran, pero lo que más va a importar siempre es que estén sexys», insiste. Esto significa que, lamentablemente, los estereotipos diferenciadores aún existen en la sociedad.
En carnaval se produce esta «división sexual» entre los más pequeños mediante los disfraces, que suelen darle a ellas los papeles pasivos y de indefensión, y a ellos los más activos.
Es por esto que la directora de Fundación Mujeres pide que, mediante el juego, rompamos esta “división de roles” y así consigamos que las niñas y niños sean reflejo de la sociedad igualitaria que se pretende conseguir.
Y tú, ¿qué opinas?