La crianza de un niño junto a un perro ha sido demostrada que es tremendamente beneficiosa, pues le aporta una serie de valores y responsabilidades que el niño incorporará de forma inconsciente y para siempre. Si aún estás dudando en acompañar la infancia de tu pequeño con una mascota, te damos una serie de motivos para que acabes por decidirte.

perro niñosLa crianza de un niño junto a un perro ha sido demostrada que es tremendamente beneficiosa, pues le aporta una serie de valores y responsabilidades que el niño incorporará de forma inconsciente y para siempre. Si aún estás dudando en acompañar la infancia de tu pequeño con una mascota, te damos una serie de motivos para que acabes por decidirte.

1. Previene enfermedades

Crecer cerca de animales, especialmente de gatos y perros, hace que los niños tengan menos posibilidades de desarrollar alergias y asma. Según un estudio, los microbios que se esconden en las casas donde residen animales se encargan de luchar contra el patógeno asmagénico VRS.

Por otro lado, la Universidad de Maryland demostró en un estudio que la presencia de un perro suele producir una disminución de la presión arterial, tanto en niños como en adultos. Además, también está demostrado que acariciar animales reduce el estrés y la ansiedad.

2. Crece la responsabilidad

Si inculcamos en el pequeño que tener una mascota no es lo mismo que tener un juguete (lo cual es muy importante si queremos que nuestro pequeño tenga un animal), el niño irá adquiriendo poco a poco la sensación de responsabilidad. Sabrá que tiene que cuidarle, alimentarle, limpiarle y quererle; y eso lo podrá trasladar a otros aspectos de su vida. Sin duda, tener un animal a su cargo -aunque sea con ayuda de toda la familia- le ayudará a ser más responsable con otros seres vivos y con sus tareas diarias.

3. Crea vínculos afectivos más fuertes

Inevitablemente, convivir con una mascota hará que todos los miembros de la familia acaben estableciendo fuertes vínculos afectivos con ella. Normalmente, estos vínculos son mucho más fuertes con los niños. Pero, además, convivir con la mascota y compartir su cuidado, hace que la familia entera esté más unida. Las situaciones de juego con el animal entre toda la familia, un paseo juntos para sacar al perro… La vida diaria conllevará muchos más momentos en familia que de otra forma.

4. Desarrolla el control y las habilidades

Seguramente, a través del ensayo y error el niño aprenderá a controlar sus impulsos. Sobretodo cuando los niños son muy pequeños, al principio tienden a no pensar cómo tratan a la mascota (tirones de pelo, pisotones…), pero, poco a poco crecerá por un lado su empatía y por otro su control. A la larga, este desarrollo sobresaldrá con respecto a otros niños que no se hayan criado con mascotas.

Además, crecer acompañado de otro ser vivo ayuda a que los pequeños mejoren sus habilidades sociales. Como hemos dicho, convivir con las mascotas hace que se desarrolla con más fuerza la empatía, pues el niño se acostumbrará a tratar con un animal que es incapaz de mostrar sus pensamientos a través del habla, pero que, sin embargo, los muestra a su manera. Las personas, al fin y al cabo, tan sólo muestran un 35% de sus pensamientos a través del habla. El resto se deja ver a través del lenguaje no verbal -movimientos, gestos, pequeños movimientos en el rostro…-, en su mayoría involuntario. 

5. Aumenta la autoestima

Los animales domésticos son una fuente inagotable de amor y ternura. Tener a tu lado un ser vivo que no te juzga, sino que te quiere tal como eres por el simple hecho de darle tu propio cariño, es una de las mayores recompensas de tener una mascota. Con los niños no es distinto, y crecer al lado de un ser tan cariñoso como puede ser un perro o un gato hará que su autoestima crezca.

6. Adiós a la soledad

Aunque los padres queramos, a veces los pequeños prefieren estar solos. O con su mascota. En los momentos en los que busquen soledad, siempre tendrán una mirada de apoyo, silenciosa y tierna. 

7. Impulsa el ejercicio

Tener una mascota conlleva, sin duda, un ejercicio físico constante. Para los pequeños -¡y adultos!-, tener un compañero con el que correr sin parar es indudablemente un beneficio. 

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¡Y RECUERDA! Si finalmente te has decidido para tener una mascota… ¡ADOPTA! Hay mil perritos y gatetes esperando por un hogar.

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