Cualquiera que haya hecho un viaje con niños en avión o por carretera sabe que desplazarse con los peques conlleva cierto nivel de estrés. Aunque se supone que estamos más relajados por el hecho de estar de vacaciones, es difícil hacerlo teniendo al lado a una personita que necesita constantemente ir al baño o tener algo con lo que entretenerse.
La mejor forma de enfrentarse a los viajes en familia es planificarlos con suficiente antelación. Cuanto más preparado estés, más control tendrás sobre pequeños detalles. Recuerda que los viajes familiares se supone que son un momento de unión y diversión. ¡No te dejes abrumar!
Antes de salir
-No esperes hasta el último minuto para que tus hijos se emocionen por su viaje de vacaciones. Involúcrales en la preparación. Dales pequeñas tareas para que sientan que están contribuyendo: un hijo mayor puede ayudar a buscar en Internet algún plan para el viaje, y uno menor puede elegir qué libros que quiere llevarse.
-Háblales a los niños sobre las particularidades del viaje y así se sentirán más seguros. Cuéntales lo que se van a encontrar y lo que tienes planeado. Que no les pille por sorpresa lo que es un control de seguridad en aeropuerto. Explícale que aunque abandonen sus juguetes en una cinta, después los recuperan.
-Haz una lista de cosas que necesitas para el viaje. No es una lista de cosas que necesitas llevar como lo que son pantalones, camisetas, etc, sino una lista de comprobación de última hora de todo lo que necesitarás tener a mano aparte de las maletas: agua, aperitivos, suéteres de mano, pasaportes, tarjetas de crédito, dinero en efectivo… Hay mucho que recordar ¡así que mejor tener una lista!
-Tendrás que hacer la maleta con cabeza dependiendo de si tu medio de transporte es avión, coche, tren, autobús… Averigua cuántas maletas se te permite llevar y comprueba si hay alguna restricción de peso. Un buen truco de organización es separar la ropa en bolsas de plástico con cremallera y etiquetarlas con nombres y contenidos. Así encontrarás de manera rápida lo que necesitas además de poder almacenar ahí la ropa sucia en el trayecto de vuelta.
-Hay que tener en cuenta la cantidad de líquidos que se aceptan dentro de un avión. Esto aplica a la comida de bebé y la leche materna, así que consulta con tu compañía aérea para estar seguro de lo que te van a permitir. Los bocadillos son buenos para cualquier medio de transporte.
-También hay que plantearse la vestimenta de los niños para viajar en avión. Nadie se libra de los molestos controles de seguridad, y sabiendo que pedirán que nos quitemos la ropa más abultada y el calzado más aparatoso, debemos elegir con cabeza qué llevar puesto tanto nosotros como los niños y en todo caso elegir ropa que sea fácil de quitar y poner.
Durante el trayecto
-La emoción inicial de viajar puede desgastarse rápido si el viaje es largo. ¡Haz que el viaje sea divertido! Piensa en los atascos de tráfico, los vuelos retrasados y los aeropuertos abarrotados, así que asegúrate de llevar varias cosas para mantenerlos entretenidos. Cuadernos para colorear, libros, juegos, dispositivos electrónicos, etc. ¡Pero no se lo des todo de una la vez!
-Si el viaje es el coche, planifica las paradas. Por cada dos horas en la carretera, los niños necesitan por lo menos de 15 a 30 minutos para estirar sus piernas. Busca en internet qué cosas divertidas hay dentro de tu ruta y sorprende a los niños deteniéndote a tomar algo en un restaurante divertido. Es importante que se diviertan, sobretodo en los tramos más largos del viaje. Puedes considerar salir por la noche si no tienes reparos en conducir de noche. Habrá menos coches en la carretera, y tus hijos probablemente dormirán la mayor parte del trayecto.
-Si el viaje es en avión, algunas aerolíneas dejan embarcar primero a las familias con niños, pero si tu hijo es hiperactivo, mejor no entres hasta el último minuto, porque cuanto más tiempo pase en el asiento más posibilidades de que se inquiete.
En el destino
–No vayas con prisas, calcula un poco más de tiempo en cada destino, especialmente si a tu hijo le encanta explorar. Tómate tu tiempo, se paciente, y relájate.
Después de un viaje largo, prepara un día de adaptación sin demasiadas actividades. Sobretodo si se trata de una nueva zona horaria.
-Si te alojas en casa de algún amigo o familiar, asegúrate de que sea un lugar seguro para los niños pequeños. Pregunta si los medicamentos, productos de limpieza y demás artículos peligrosos están fuera de su alcance. Si te hospedas en un hotel, puedes llevar un kit de protección o un rollo de cinta aislante para cubrir las tomas de corriente. También ten preparado un botiquín de primeros auxilios.
-Si tus vacaciones son muy activas, los niños estarán agotados al final del día. Planea una cena temprana antes de que se duerman o se pongan impertinentes.
-Visitar demasiada gente o demasiados lugares pueden sobrecargar a tu hijo. No le abrumes. Si te centras en una actividad al día el viaje será más relajado.
*****************
¡Viajar con niños no tiene que ser estresante si lo tienes todo planificado! ¿Y si ocurre algún imprevisto? Maten la calma y sé flexible. Perder la calma sólo empeorará la situación.
¡Felices vacaciones!